18/10/13

Agua con sal





Mis sábanas aún huelen a ti, aún perduran las huellas de los gemidos que arrancamos con la ropa de dos cuerpos que fueron uno... un sólo comodín. Y en la penumbra de mis párpados cerrados corren ríos de agua con sal, de la que escuece en las heridas y se deshace sin saber a donde irá. 

Como deshecha está la verdad más profunda que no sale de ti ni de mi por miedo a olvidar aquello que nos llevó a amar. A amarnos. Y sin darnos cuenta dejamos que esa verdad escondida se convierta en distancia llena de mentiras, de esas mentiras que hacen daño. 

Que nunca saben a dónde van. Mentiras llenas de miedo, buenas intenciones y piedad. De las que acaban rompiendo las alas de las hadas que se apoyan en los cristales que estallan al gritar.

Estamos obligados a olvidar.


29/9/13

Amar-te




Me sacas de quicio y me haces buscarte, 
y por debajo de tu falda me revuelvo pa’encontrarte, 
pa’quitarte los besos que me robaste, 
y dibujarte una sonrisa, y gritarte. 

Gritarte que en la esquina de tu boca 
se esconde una parte del brillo de mis ojos al besarte, 
del sabor de mis labios al rozarte...


24/7/13

Viajes en el tiempo


Secuéstrame...
Llévame lejos,
bórrame la mente, y hazme creer que nada más existe

Ámame
Con caricias y susurros escondidos
Con viajes por el tiempo entre nuestros sentidos

Hazme gritar
De dolor, de placer, de uñas que se clavan en la espalda 
y arrancan los males adheridos en las entrañas

Bésame
Y no te alejes de aquí, donde te siento siempre cerquita de mi


2/6/13

El final del cuento

       Que llega tarde la postal, de un amanecer en el que me sobran suspiros y me falta libertad, y tú no estás. Porque te fuiste de este camino, sin tan siquiera mirar atrás. ¿Qué podía esperar? Te grité hasta derramar la última esperanza de volver a empezar. Donde lo dejamos. En ese aeropuerto lleno de besos robados, sonrisas que se alejaban y ganas de parar. De parar el tiempo y no separarnos más. Te grité, hasta callar cada latido de un corazón que no hacía más que sangrar. Me gritaste y nos mentimos, porque llegan momentos en los que ni siquiera importa la verdad. Ni tú me quieres, ni yo te quise nunca… ¿Y eso qué importa ya?

       Y ya no quedan miradas que vayan atrás, no te busco entre la gente, y no quiero saber si estás. Siempre me dijeron que quien te quiera, te buscará… y tú huiste corriendo, y nunca miraste atrás. Al final del cuento, aparece la verdad… aunque siempre será más fácil culpar a los demás.


El final del cuento, siempre llega cuando tiene que llegar.

Ventanales



Y al final va a ser cierto eso que dicen que cuando cierras una puerta se abren ventanales. 
Y que entran a raudales las oportunidades que nunca tuviste, ni esperaste tener... de esas que después de tantas despedidas y un adiós definitivo, te juraste no volver a buscar, no volver a esperar, no volver a pelear.
Y entonces, con el viento llega un hada mágica. 
25% angelito, 75% demonio. 
De esos que te vuelven loco, que te soplan su energía removiendo tus entrañas como una veleta en medio de una tempestad. 
Y no puedes huir, ni dejar de esperar que vuelva con su zalamería a hacerte temblar, dudar de la realidad, desear… enzarzarte en una disputa continua de impasividad… de llenar hojas y hojas de cosas de esas que merecen ser compartidas, pero que nunca entenderán los demás. 


Y mañana, lo que tenga que ser.... será, y que salga el sol por donde quiera!
Little Demon Girl

30/5/13

Poeta


Poeta...
... de tus ojos olvidados, cerrados
    bajo la tenue luz de la noche,
poeta de tu lengua, escondida en mi boca, 
    de tu sexo latiendo bajo mi sexo,
poeta de tus dedos hundidos en mi espalda,
    de tus gemidos ahogados en mi oído,
Poeta, de cabellos desbocados,
    brillantes sudores resbaladizos.

Poeta, al fin y al cabo, 
   de noches de lujuria por llegar,
   entre tus embrujadas piernas de demonio.                                              


 A Little Demon Girl... 

20/5/13

In memoriam


Vomitar a la mañana, los llantos del silencio,
Y un corazón vacío ya de sentimientos.

Mi cerebro en ebullición. La clásica pelea entre el sistema límbico (enrabietado de amor y desamor, de dolor, queriendo zambullirse en el pasado, pensando que fue mucho mejor) y el neocortex (cansado ya de tanta ensoñación, de cuentos de hadas que juegan a ser ciertos, y nunca lo son). En ocasiones me siento un poco como Ian Curtis, una perpetua inadaptada dotada de hipersensibilidad. Aunque algo tengo claro, no seré yo quien acabe colgada en la cocina de mi casa, rodeada de fotos desperdigadas.

Dicen que a la tercera, va la vencida. Con dos perdidas, de momento, tengo bastante.



24/4/13

Deshojando margaritas



Deshojando margaritas,
mientras el sol, la montaña y la brisa
se llevan en silencio los temores
del tiempo, del olvido y la lejanía
cuando quedan entre los dedos
los últimos pétalos de un "te quiero".

Que "me quiere" y me regala su sonrisa.

24/1/13

Odio


(Hay cosas que joden, simplemente. Que duelen, que enrabietan, que frustran y encelan. Hay cosas que sacan lo peor de cada uno. Y así es como escribo hoy, en modo Mr. Hyde, con esa especie de transtorno disociativo de la identidad que me hace odiar, o malquerer).

 Hoy te odio, como nunca, como siempre… pero hoy te odio
Por quedarte siempre lejos, por atarme siempre cerca
Hoy te odio, como hace mucho que no te odiaba, te odio
Porque me cortaste las alas, y me tapaste la boca con un beso

Te odio, porque nunca me dejaste quererte, y cuando no te quise, quisiste quererme tú. O fue un oasis en el desierto de mi habitación. Una cruel venganza por una lucha incesante de amor… ¿amor? Por un irrefrenable adiós, o por un miedo inamovible perseguido por un sentimiento imparable. Una catarsis. Un géiser. Un “big bang” que sigue explotando cada vez que tu sonrisa se enreda en otra sonrisa extraña, cada vez que  tus ojos se pierden en otros ojos extraños. Cada vez que al otro lado del teléfono se oye tu voz, y tiemblo, y tiembla mi voz y me callo. Para no preguntar, porque alguien me dijo una vez que el que pregunta, se arriesga a escuchar una respuesta que no le gusta. Y sé que no me gustará. Sé la respuesta, como he sabido siempre tantas cosas de ti sin que me dijeras nada. Porque estás dentro de mí. Y siento. Siento como tú sientes. Y te odio por ello. Y por haber seguido adelante cuando me obligaron a dejarte atrás. Por quererme a tu manera. Por olvidarme a tu manera.

Hoy, te odio más que nunca.