16/8/12

Rara mezcla



Y sé que no es tu culpa, que ponértelo fácil fue más mi decisión que tu imposición. Y sé que no es tu culpa que yo me mintiera y que tu siempre me fue fueras sincera.

Igual que sé, que no es culpa tuya que mi encanto te atrajera, pero no te sedujera. Sé que no es tu culpa que yo me rompiera, y que las extrañas reglas del juego me dejaran fuera.

Que yo insistiera y tú me invitases a compartir cartas bajo las sábanas, que yo te dejase ventaja y tu siempre me ganaras.

No es tu culpa que te gustase un juego en el que no te jugabas nada. Ni que yo apostara todo y me dejara perder hasta las bragas.

Ni que me gustase perderlas, y para compensar, me dejases robar las tuyas de entre tus piernas.

Nadie tuvo la culpa de esa rara mezcla. 

Hace tiempo que he perdido



Hace tiempo he perdido el sentido de la palabra, de escribir lo que no digo. 
Hace tiempo que he perdido.

Que la mente se queda en blanco y digo, que mis dedos se mueven sin motivo, que mi lápiz se desgasta sin atino. Que voy rayando las hojas, viejas y arrugadas del cuaderno de notas dónde guardo mis temores con sigilo. Dónde dibujo con versos los fracasos que he vivido, los miedos que he sentido, las pasiones que me han movido.

Que me llevan los fantasmas de páginas en blanco dónde nadie cuenta nada, dónde se esconden las palabras que bocetan mi mirada. Dónde critico mi mundo cuando pierdo mis alas. 
Dónde m’envuelve la música y rompo las reglas que nunca significaron nada.

14/8/12

Cuentos sin magia


Tiraron la moneda al aire y me tocó ser rana y no princesa. Y agarrando esa moneda encontré mi parte de Don Juan, que se queda en nada cuando te encuentro en mi cama, y no sé cómo mirar más allá de la luz que tu sonrisa deja en mi cara. Ni cómo iluminar la sombra de tu adiós cuando no sé si volverá a convertirse en un hola, cómo estás.

Y realmente pienso que duelen los besos que no quieren convertir esta rana en príncipe, o mejor dicho, principesa. Porque dejan este cuento sin magia, de esa que brilla en la oscuridad, con tu sonrisa. Y yo me vuelvo a mi nenúfar, con la falsa esperanza de verte aparecer en tu caballo blanco cargada con un saco de polvo de hadas, para que la magia no se acabe nunca, para convertirme en una princesa que nunca vuelva a ser rana. Pero este cuento nunca acaba.

Y yo me vuelvo a mi cama, nenúfar de un estanque en el que soy la princesa rana. Sin beso, sin caballo blanco, sin polvo de hadas, sin magia y sin ti.

Supongo que la culpa de todo, la tiene Disney, y las comedias románticas. Y los finales felices.


Contra todo pronóstico, se lo dedico a Marina Kahlo - Malos ratos y manías - porque sus palabras me inspiran, me conocen y me hacen ver la vida con otros ojos.