2/6/13

El final del cuento

       Que llega tarde la postal, de un amanecer en el que me sobran suspiros y me falta libertad, y tú no estás. Porque te fuiste de este camino, sin tan siquiera mirar atrás. ¿Qué podía esperar? Te grité hasta derramar la última esperanza de volver a empezar. Donde lo dejamos. En ese aeropuerto lleno de besos robados, sonrisas que se alejaban y ganas de parar. De parar el tiempo y no separarnos más. Te grité, hasta callar cada latido de un corazón que no hacía más que sangrar. Me gritaste y nos mentimos, porque llegan momentos en los que ni siquiera importa la verdad. Ni tú me quieres, ni yo te quise nunca… ¿Y eso qué importa ya?

       Y ya no quedan miradas que vayan atrás, no te busco entre la gente, y no quiero saber si estás. Siempre me dijeron que quien te quiera, te buscará… y tú huiste corriendo, y nunca miraste atrás. Al final del cuento, aparece la verdad… aunque siempre será más fácil culpar a los demás.


El final del cuento, siempre llega cuando tiene que llegar.

Ventanales



Y al final va a ser cierto eso que dicen que cuando cierras una puerta se abren ventanales. 
Y que entran a raudales las oportunidades que nunca tuviste, ni esperaste tener... de esas que después de tantas despedidas y un adiós definitivo, te juraste no volver a buscar, no volver a esperar, no volver a pelear.
Y entonces, con el viento llega un hada mágica. 
25% angelito, 75% demonio. 
De esos que te vuelven loco, que te soplan su energía removiendo tus entrañas como una veleta en medio de una tempestad. 
Y no puedes huir, ni dejar de esperar que vuelva con su zalamería a hacerte temblar, dudar de la realidad, desear… enzarzarte en una disputa continua de impasividad… de llenar hojas y hojas de cosas de esas que merecen ser compartidas, pero que nunca entenderán los demás. 


Y mañana, lo que tenga que ser.... será, y que salga el sol por donde quiera!
Little Demon Girl