Vomitar a la mañana, los llantos del silencio,
Y un corazón vacío ya de sentimientos.
Mi cerebro en ebullición. La clásica pelea entre el sistema
límbico (enrabietado de amor y desamor, de dolor, queriendo zambullirse en el
pasado, pensando que fue mucho mejor) y el neocortex (cansado ya de tanta
ensoñación, de cuentos de hadas que juegan a ser ciertos, y nunca lo son). En
ocasiones me siento un poco como Ian Curtis, una perpetua inadaptada dotada de
hipersensibilidad. Aunque algo tengo claro, no seré yo quien acabe colgada en
la cocina de mi casa, rodeada de fotos desperdigadas.
Dicen que a la tercera, va la vencida. Con dos perdidas, de
momento, tengo bastante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario