Mis sábanas aún huelen a ti, aún perduran las huellas de los gemidos que arrancamos con la ropa de dos cuerpos que fueron uno... un sólo comodín. Y en la penumbra de mis párpados cerrados corren ríos de agua con sal, de la que escuece en las heridas y se deshace sin saber a donde irá.
Como deshecha está la verdad más profunda que no sale de ti ni de mi por miedo a olvidar aquello que nos llevó a amar. A amarnos. Y sin darnos cuenta dejamos que esa verdad escondida se convierta en distancia llena de mentiras, de esas mentiras que hacen daño.
Que nunca saben a dónde van. Mentiras llenas de miedo, buenas intenciones y piedad. De las que acaban rompiendo las alas de las hadas que se apoyan en los cristales que estallan al gritar.
Estamos obligados a olvidar.
3 comentarios:
Cuando estamos obligados a olvidar lo que más recordamos son esos momentos en la cama. Inevitable.
Un beso.
Cuando estamos obligados a olvidar lo que más recordamos son esos momentos en la cama. Inevitable.
Un beso.
Hay momentos que son inolvidables, siempre queda un rastro en la retina y una punzada en el pecho.
Bienvenida B. Un beso!
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