18/10/13

Agua con sal





Mis sábanas aún huelen a ti, aún perduran las huellas de los gemidos que arrancamos con la ropa de dos cuerpos que fueron uno... un sólo comodín. Y en la penumbra de mis párpados cerrados corren ríos de agua con sal, de la que escuece en las heridas y se deshace sin saber a donde irá. 

Como deshecha está la verdad más profunda que no sale de ti ni de mi por miedo a olvidar aquello que nos llevó a amar. A amarnos. Y sin darnos cuenta dejamos que esa verdad escondida se convierta en distancia llena de mentiras, de esas mentiras que hacen daño. 

Que nunca saben a dónde van. Mentiras llenas de miedo, buenas intenciones y piedad. De las que acaban rompiendo las alas de las hadas que se apoyan en los cristales que estallan al gritar.

Estamos obligados a olvidar.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando estamos obligados a olvidar lo que más recordamos son esos momentos en la cama. Inevitable.

Un beso.

Anónimo dijo...

Cuando estamos obligados a olvidar lo que más recordamos son esos momentos en la cama. Inevitable.

Un beso.

eNe dijo...

Hay momentos que son inolvidables, siempre queda un rastro en la retina y una punzada en el pecho.

Bienvenida B. Un beso!